Por Alfredo Ponce //
En Tianguistengo, Puebla, está tocando la banda, la gente está presente, no hay autoridades, solo el pueblo. La música hoy no festeja nada, en realidad los presentes están de luto, como deberíamos estar todos los mexicanos, porque se ha muerto la justicia. Los restos de Alberto de 56 y Ricardo de 21 años, están siendo despedidos por sus familiares y amigos, estuvieron en el lugar equivocado, en la ciudad equivocada, en el país equivocado, en el país que está lleno de angustia por la inseguridad en la que se vive.
En San Vicente Boquerón, municipio de Acatlán de Osorio, sólo bastó con ser “fuereños”, para que los residentes de la región los vieran con malos ojos y agréguele usted que se les “ocurrió” tomarse unas cervezas en las cercanías de una escuela, lo cual provocó que alguien los acusara falsamente de ser “robachicos”, quizá por esa maldita psicosis de miedo que todos sufrimos. Hasta ahí, las cosas estaban mal, pero las malas noticias empeorarían pronto cuando la policía local acude al lugar, los detiene y los llevan a los separos municipales. La “voz” había corrido en el pueblo y con la poca confianza que ya se le tiene a las “autoridades”, la muchedumbre se había formado y desde el mismo palacio municipal fueron sacados a la fuerza, sin que los policías hicieran nada.
El resto de la historia es dantesca, los lincharon, los quemaron vivos. El pueblo ha perdido la cordura, por toda la incapacidad de los gobernantes para aplicar la justicia. La muchedumbre no razona, sólo actúa por instintos. La gente aplaudía, grababan las escenas en sus celulares. Esta es la triste realidad del pueblo donde nos tocó vivir, un pueblo donde la gente ya no tiene confianza en las leyes y se hace “justicia” por sus propias manos, tal como lo decía Voltaire “Los pueblos a quienes no se hace justicia, se la toman por si mismos, mas tarde o mas temprano”.
VERACRUZ
Mientras tanto, en algún lugar de Veracruz que las autoridades no quieren precisar, se encuentran fosas clandestinas con restos humanos, cuando dieron las noticias, hablaban de 160, ahora van en 174 cadáveres, seguramente serán muchos más, seguramente muchas familias siguen sufriendo la ausencia de un familiar que un día salió de casa y nunca volvieron a verlo, como la historia de terror que conozco en la que el hijo de una buena familia fue a buscar productos del campo a Veracruz para comercializar y nunca volvió al hogar.
JALISCO
En Jalisco también hace aire y los vientos no son mejores que en el resto del país, el tema son los desaparecidos. Las autoridades, a poco tiempo de entregar sus oficinas, dicen que realizarán un reporte oficial de los desaparecidos, no entiendo, porqué hasta ahora se les ocurre. Mencionan como cifra oficial 3,088. Los familiares de los desaparecidos, que son también verdaderas victimas de estos actos de terror, hablan de mas de ocho mil y dicen que muchas familias, ya ni siquiera tienen la confianza de reportar las desapariciones de sus consanguíneos.
ESTADO FALLIDO
También decía Voltaire que “es mejor arriesgarse a salvar a una persona culpable, que condenar a un inocente” y en nuestro país muchos inocentes han sido condenados, mientras que las autoridades taladran nuestras mentes con millones de anuncios en los medios de comunicación, queriendo convencernos de que gracias a ellos ahora vivimos mejor y algunos, en lugar de convertirse en el grito de la sociedad para exigir justicia, se desgarran las vestiduras porque les dicen “corazoncitos”.
Duele mucho, aceptar que vivimos en un país donde todos sabemos que no hay justicia y duele mas, ver la actitud de la gente que manda las escenas de linchamientos por las redes sociales, en verdad, el miedo nos está trastornando y hemos perdido nuestros valores. Nada sirve al pueblo, ante la incertidumbre de salir a la calle para quizá no regresar, nada vale en un pueblo que es inseguro e injusto. Decía Albert Camus que “si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, ha fracasado en todo” y parece que es nuestro caso, cuando nos ponemos a enlistar los que se han ido, sin siquiera la oportunidad de ser despedidos por sus familias. De nada sirve tener leyes que no se aplican y por eso quizá hoy somos un territorio sin ley.
http://concienciapublica.com.mx/opinion/opinion-territorio-sin-ley/
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