Resulta que se registró una migración temporal de políticos jaliscienses, en busca de la oportunidad de levantar la manita, para ocupar el puesto de Súper Delegado, que recientemente ha dejado vacante el Dr. Carlos Lomelí. De todas las cunas de origen, se sienten que pueden ser ungidos para manejar los programas de beneficio social en el estado y andan de puerta en puerta, tocando y llevando los sabidos regalitos, para decir que son los indicados. Algunos, incluso, apoyados en fotografías de los tiempos felices, soltaron el “borrego” mediático, de que ellos son los elegidos.
Cuando se antoja que los puestos de esta envergadura, deberían de ser por competencias, en donde se presenten las hojas de vida de cada uno de los suspirantes y de la misma manera ellos elaboren proyectos y mencionen los equipos de trabajo, con los que podrían contar, buscan simplemente ser simpáticos, como el caso aquel de los muchos arlequines que se le presentaban a los otrora políticos poderosos que hacían reír al jefe en busca de una secretaria de estado.
Jalisco, requiere de más meritocracia y menos simpatocracia. Esperamos que ahora, el presidente demuestre los verdaderos cambios, en las tomas de decisiones para nombrar a quien quiera servir a Jalisco y no, solamente a quien busque trabajo, o una plataforma para ascender al siguiente nivel, como en los juegos electrónicos de los chamacos. De que hay gente capaz, claro que la hay, pero a veces las vanidades y sed de poder siguen afectando a la clase política que busca su chambita en lugar de buscar servir a la patria, que es lo que verdaderamente necesitamos. Por lo pronto, cuando vemos algunos de los que se andan candidateando, solo podemos decir: ¡Que Dios nos agarre confesados!
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