Por Alfredo Ponce //
Erase una vez, el reino “Del Dispendio”, donde vivían 120 millones de personas, nobles y trabajadoras quienes siempre andaban en medio de problemas y vicisitudes, por la mala administración de los señores feudales que ahí gobernaban, quienes se destacaban por su poca sensibilidad, ya que lo hacían sin pensar en el beneficio de todos.
De pronto, un día el rey, viendo que su lugar para aterrizar aviones ya era viejo y demasiado lleno de tráfico aéreo, decidió que quería hacer un aeropuerto nuevo, igual o mejor que el de sus vecinos del poderoso reino de ASU, de esa manera, sus egos podrían sentirse compitiendo con los reinos mas ricos del orbe y cerrar el que ya consideraba como obsoleto.
Nunca pensó que de sus súbditos, solamente 20 millones se podían subir a un avión, así es que la “magna obra” que quería realizar, en realidad no le serviría a todos, es más, de los habitantes del “Reino del Dispendio” más de la mitad eran pobres, algunos, extremadamente, al grado que no tenían alimentos para saciar el hambre. Para hacer esta obra, no importaba endeudarse o usar el fondo de los ahorros para la vejez de sus pobladores que habían trabajado toda la vida, con el sueño de un día descansar en el retiro, recibiendo sus fondos de jubilación.
Nada lo detendría, sobre todo, por que al ser el rey, el dueño de todos los terrenos que rodeaban el nuevo aeropuerto vería seguramente cómo se llenaban sus arcas personales de oro, porque todos tendrían que usar de sus hoteles, o sus comercios.
La historia no se pudo concluir de buena forma, ya que el nuevo aeropuerto estaba construido sobre un lago al cual se le había cubierto con tierra de forma muy superficial, de tal manera que la primera vez que un gran avión que provenía del poderoso reino de ASU, al aterrizar, sintió como se abrían las entrañas de la pista y de manera ridícula el avión, quedaba hundido en el fango.
Afortunadamente nadie había fallecido en aquel pavoroso accidente, pero la “magna obra del rey” había quedado en el ridículo ante todos los reinos y había causado el desprestigio mas grande que jamás se imaginaron, además que todo el dinero del pueblo, usado en esa construcción, se había ido a la basura.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
Nota: Cualquier parecido con alguna realidad, es mera coincidencia.
COMENTARIO AL CUENTO
Aún cuando, todos podemos estar de acuerdo, en que se requiere un aeropuerto nuevo y funcional, lo que no es admisible, es que sea la obra prioritaria de una comunidad donde muchos están sumidos en la pobreza. Tampoco es aceptable que, para este tipo de obras se utilicen los ahorros de la gente noble y buena que forma la comunidad.
Quizá, la solución a los problemas que se causaban en aquel viejo aeropuerto, de ese reino imaginario hubiera sido, planear otra opción, de dos o mas aeropuertos mas pequeños en otras partes de la geografía territorial, que funcionaran como distribuidores intermedios, para descongestionar el aeropuerto viejo y complicado que ya se tenía y que no fuera necesario que para llegar a cualquier ciudad, se tenga que pasar forzosamente por el de la capital.
Una de las cuestiones ridículas es desechar el viejo aeropuerto, cuando las grandes ciudades tienen dos o mas terminales aéreas, para distribuir mejor su trafico aéreo.
MENSAJE DEL CUENTO
Nadie que representa a su pueblo, puede preciarse de hacerlo dignamente, sino se piensa primero que las obras deben de ser, para el beneficio de las mayorías, por supuesto, que no todos estamos en la vida real capacitados para opinar sobre aeropuertos, pero, tampoco por ello tenemos que continuar tirando el dinero en obras que han sido mal planeadas.
Aún cuando esta historia solamente es un cuento, si en la vida real alguien quiere opinar o emitir un voto sobre la construcción de un aeropuerto tiene la obligación moral de capacitarse para emitir esa opinión.
Decía Sócrates, que votar u opinar sobre un tema, requiere habilidades y criterios, no solamente la intuición o la manipulación de personas irresponsables, dejando claro que la democracia puede ser un resquicio para que los sofistas demagogos manejen las decisiones del pueblo, por medio de la palabra o de la crítica y es por eso que nuestros pueblos deben de hacer su parte para madurar como sociedad y emitir sus opiniones sólo cuando tengan los elementos técnicos y de información en cada tema. Por manifestarse así hace 2,400 años condenaron a la pena de muerte a uno de los pensadores mas ilustres de la historia, dejando el filosofo de Atenas, y maestro de Platón, uno de los legados mas importantes de todos los tiempos.
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