Después de un buen rato de tomar como villano favorito a Juan Carlos Osorio, incluso de tenerle ya múltiples personajes para que tomaran su puesto, el día había llegado, la masacre anunciada, estaba por suceder, nos enfrentábamos con el campeón del mundo, el poderoso equipo teutón, el que no hace mucho tiempo, nos había pasado por encima y al parecer, no había mas que pedir clemencia y esperar que no se ensañaran con nosotros, el regalo del día del padre, para muchos, era grande si fuera un empate, sobre todo, porque muchos habían golpeado todo lo posible al equipo, incluso, hasta los habíamos “crucificado” por una fiesta de cumpleaños y nos había salido ese súper-yo moralista, que llevamos dentro, para rasgarnos las vestiduras, porque según el concepto de muchos, un jugador de futbol debe ser, algo así, como un monje a punto de la beatificación.
LA ALINEACIÓN
No había sido fácil conformar el grupo, apenas unos días antes, Reyes había sido dado de baja por lesión, así mismo, habíamos tenido que sufrir la baja de otros tres jugadores que parecían titulares, sin embargo, había que brincar a la cancha y los once guerreros que formaban la alineación inicial, destinados a ser masacrados, deberían simplemente aceptar su destino.
EL ENTORNO
Afortunadamente, la pasión del pueblo, estaba empujando a la selección, mas de cien mil mexicanos en Rusia, mas de cuarenta mil dentro del estadio, todos, coreando nuestro himno, que cuando se escucha, no podemos mas que sentir la “piel chinita”, todos, levantando la mano para gritarle a los muchachos en la calle, estamos aquí, para apoyarlos y para ser testigos de la épica batalla.
EL PARTIDO
El arbitro Iraní, daba la señal de inicio y desde el primer momento, los jugadores mexicanos mostraban la intensión, iban a ir por todo, la mirada era fija, los músculos del rostro contraídos, los puños cerrados, desde el primer momento, se vio la actitud, de los que no estaban dispuestos, a ser fácil presa del rival en acecho.
Así, estuvimos viendo la extraordinaria función de Carlos Vela, que tomó la batuta y mostró, que tiene tanta calidad que no ha sido comprendido, el Chucky, volaba por la pradera izquierda, Héctor Herrera, se multiplicaba en la media cancha, Guardado era el que ponía el liderazgo, Moreno, graduándose como el mejor en la defensa, Ochoa, dispuesto a pasar a la historia, Chícharo, con la peculiar picardía que le conocemos.
Así, finalmente, cayó el gol, una pelota recuperada, casi al entrar de nuestra área, la salida rápida, el toque en el circulo central a Chícharo, que de primera toca y recibe de nuevo para darle el tiempo exacto a Chucky, para que se sumara y llegara a “matar” al equipo campeón, con un gol de equipo, de manufactura excelsa. Así de sencillo. Así de complicado. Así, jugando a tope, jugando como los grandes, es más, en las estadísticas, nos regalaron un numero que deja claro todo, los muchachos, intentaron 281 pases y tuvieron 231 acertados, créanme, ese es un gran número.
LA PARTE FINAL
Los Alemanes estaban dispuestos a vender cara la derrota y se fueron encima, los Mexicanos, ya mostraban el fragor de la batalla, Chucky pedía su cambio y Vela estaba afectado por una gripa en los últimos días, que determinó su salida del campo. Entraba una leyenda, Rafa Márquez, el que llega a cinco mundiales y como capitán y durante los últimos veinte minutos, puso toda la experiencia en la cancha, todo el liderazgo y toda la fuerza.
Tuvieron oportunidades los germanos, pero también los mexicanos pudieron incrementar el marcador.
Las cosas terminaron de manera heroica, los alemanes negándose a perder y los mexicanos luchando por el honor, finalmente el arbitro decretaba el final y con eso, la victoria mas épica en una copa del mundo. Ganamos, con sangre, sudor y lagrimas, pero ganamos y esto ya es parte de la historia.
LA CELEBRACIÓN
Osorio tenia la razón, siempre ha sido un hombre profesional, maduro e inteligente, ha aceptado estoicamente la critica de algunos que solo buscan las notas negativas y llenan los medios de comentarios acomplejados y llenos de odio, los mismos que hablaron mal de Chepo, o del Piojo, o de todos los anteriores, los mismos que ahora sienten que el entrenador mexicano ganó su partido gracias a que ellos los criticaron, los mismos que ahora señalan que podemos perder contra Corea y no se que tantas cosas mas.
Lo trascendente, es que ayer domingo, día del Padre, recibimos una inmensa alegría y que debemos de recordar, que no somos tan buenos cuando ganamos, como tampoco somos tan malos cuando perdemos, que esto al final sigue siendo un juego, un espectáculo y una diversión, que no estamos quizá preparados para ser campeones, pero que tenemos que ir por todas las canicas y que si en el fragor de la batalla se pierde, seguiremos disfrutando de nuestra pasión, que si mañana alguien se equivoca, seguiremos dando gracias por la inmensa alegría que ya se nos queda para siempre, que si la vida está realmente difícil, la misma vida, nos da momentos para descargar las emociones y sonreir y festejar en este sensacional deporte, que sigue siendo “el juego del hombre”.
Viva México y sigamos disfrutando del mundial.
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