El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo hoy que regímenes que violan libertades de sus pueblos no estarán en su investidura el 1 de enero en Brasilia, después de que su equipo anunciase que no invitó al mandatario venezolano, Nicolás Maduro.
Naturalmente, regímenes que violan las libertades de sus pueblos y actúan abiertamente contra el futuro Gobierno de Brasil por afinidad ideológica con el grupo derrotado en las elecciones, no estarán en la investidura, afirmó en el gobernante electo en sus redes sociales.
Bolsonaro, líder de la emergente extrema derecha en Brasil, reaccionó así a partir de la polémica generada después de que el futuro canciller brasileño, Ernesto Araújo, anunciase hoy, vía Twitter, que Maduro no fue invitado a la investidura presidencial.
No hay lugar para Maduro en una celebración de la democracia y del triunfo de la voluntad popular brasileña. Todos los países del mundo deben dejar de apoyarlo y unirse para liberar a Venezuela, señaló el próximo jefe de la diplomacia brasileña.
En la misma línea, Bolsonaro, capitán de la reserva en el Ejército y anticomunista declarado, remarcó que defienden y respetan verdaderamente la democracia.
Sin embargo, el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, desmintió hoy a su futuro homólogo brasileño y aseguró que Maduro sí fue invitado a la investidura de Bolsonaro, pero que jamás consideró asistir.
Aquí pueden leer las 2 notas diplomáticas oficiales enviadas por las autoridades brasileñas invitando al Gobierno venezolano y al Presidente @NicolasMaduro a asistir a la toma de posesión de @jairbolsonaro, señaló Arreaza en un tuit que acompañó con fotos de las invitaciones que asegura recibió.
El cruce de declaraciones se produce días después de que Maduro implicase a Bolsonaro en un supuesto plan orquestado por Estados Unidos con objeto asesinarlo y poner fin a la llamada revolución bolivariana, a raíz de una reunión del gobernante electo con el asesor de Seguridad Nacional estadounidense, John Bolton.
Bolsonaro siempre ha defendido la vía pacífica y descartado apoyar una intervención militar para solucionar la crisis que atraviesa Venezuela, si bien ha calificado de dictadura al Gobierno de Maduro.
El ultraderechista ganó las elecciones de octubre con un 55 % de los votos, frente al 45 % que obtuvo Fernando Haddad, sucesor en la disputa del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción y quien durante sus dos mandatos tendió puentes con los Gobiernos chavistas de Venezuela.
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