La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó este miércoles una resolución propuesta por el grupo de los países árabes, pidiendo que se adopten medidas para proteger a los civiles palestinos de la agresión de las fuerzas militares de Israel en la frontera de Gaza. No se indica, sin embargo, que forma tendría esa misión, si estaría integrada simplemente por observadores o si se pide una fuerza de paz. En ambos casos, se necesitaría un mandato del Consejo de Seguridad.
El texto, que se adoptó tras un voto dominado por la confusión con el apoyo de 120 países y 45 abstenciones, es idéntico al que se sometió hace dos semanas al voto del Consejo de Seguridad y que vetó Estados Unidos tras calificarlo de “moralmente quebrado”. Aquel borrador recibió el apoyo de 10 países, entre ellos China, Rusia y Francia. Reino Unido se abstuvo entonces junto a otros tres países porque consideró que no era equilibrado.
La resolución de la Asamblea General, que no es de carácter vinculante, condena las acciones de las fuerzas israelíes. La ONU elevó a 130 los palestinos muertos en las protestas que comenzaron el pasado 30 de abril y más de 13.000 heridos. «No perdonó a niños y niñas», denunció el embajador de Argelia al presentar el texto. El secretario general del organismo, António Guterres, ya pidió en varias ocasiones que se evite el uso de munición contra civiles.
Además de demandar a Israel que se abstenga de hacer un uso excesivo de la fuerza y pedirle que cumpla sus obligaciones como fuerza ocupante al proteger a los civiles, se deplora el lanzamiento de cohetes desde Gaza hacia las zonas residenciales al otro lado de la frontera. También pide un cese inmediato de las hostilidades. Los países árabes también reclaman en paralelo al Consejo de los Derechos Humanos una investigación de los incidentes de hace un mes.
La maniobra de los países árabes es similar a la que se vio en la Asamblea General el pasado diciembre, tras no prosperar en el Consejo de Seguridad la resolución que denunciaba el traslado de la embajada de EE UU a Jerusalén. La embajadora Nikki Haley dijo entonces que iba a tomar nota de los países que votaran contra sus intereses. Aquel texto recibió el respaldo de 128 delegaciones.
Esta vez el texto no condena a EE UU, pero si a su gran aliado en Oriente Medio. “Cuando la ONU se pone del lado de los terrorista solo consigue que la solución del conflicto sea más difícil de lograr”, reiteró. También opinó que este tipo de resoluciones minan la credibilidad de la institución, «atacar a Israel es el deporte favorito en la ONU». Haley propuso una enmienda a la resolución en la que cita expresamente las acciones de Hamás, que fue rechazada.
Varios países europeos trataron de convencer a los miembros árabes para que no presentaran la resolución, porque consideran que puede ser contraproducente. El temor de fondo era que no recibiera el mismo número de votos que en el texto adoptado en diciembre. Danny Danon, embajador de Israel, señala que este tipo de resoluciones solo buscan satisfacer necesidades políticas en algunos países. «Apoyar esta resolución es apoyar a Hamás», concluyó.
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